jueves, enero 12, 2006

HINCHAZÓN

Hinchazón hasta la desazón. No se me ocurre definir de otra manera la semana que acaba de concluir. Cuando ya parece que vamos a cerrar el mapa de las irregularidades, de las imputaciones por presunta corrupción. Cuando parece que es imposible colocar en él ni una bandera más marcando nuevas zonas oscuras de la política en nuestra Comunidad, zonas de corrupción política o de otro tipo, ya se verá, aparece un caso nuevo o se agrava uno viejo. A las facturas hinchadas del IVEX se le han unido, presuntamente, las de Terra Mítica, donde, además, algunos han tratado, al parecer, de asociarse para no pagar los impuestos que todo hijo de vecino ha de pagar por hacer determinadas operaciones mercantiles en este país, y a éstas últimas se une la querella por supuesto uso de información privilegiado contra el Alcalde de Tabernas de Valldigna y su primo, ya dimitido de Bancaja.
Aunque, para hinchazón la de aquellos ciudadanos que no conformándose con ver sólo Canal 9, deciden comprar prensa, o ver también otros canales para escapar a la alienación de la política informativa del Consell del PP, y acaban enterándose de que existe una fuerte división en el partido gobernante en esta Comunidad, y múltiples casos enriquecimiento vertiginoso, en suma , de corrupción.
Uno puede, como elector, hacer la vista más o menos gorda ante un error, incumplimiento o fallo del partido por el que votó. A los que votamos siempre nos cuesta cambiar de voto, o dejar de votar por quien hemos votado hasta ese momento. Eso casi supone reconocer, aunque sea íntimamente, que nos equivocamos al hacerlo, o simplemente que nos engañaron. Pero cuando manifiesta la pasividad ante la corrupción, aquel por el que votamos, y no solo le quita importancia a la corrupción, sino que nos pide que la comprendamos como un riesgo, casi tan habitual como normal, en política, se viene a producir una hinchazón que necesariamente ha de derivar, cuanto menos, en dejar de votar por quien así se comporta. Es lo mínimo. “Toito” te lo consiento menos que no apliques mano dura contra los corruptos, por muy honrado que tu quieras ser o parece. Eso se tiene que estar diciendo más de un elector cuando haya visto que el pasado jueves, en las Cortes Valencianas, el Presidente Camps, lejos de decir que va defender el dinero público que se está quemando en Terra Mítica, en vez de decir que se va a querellar contra los defraudadores y los corruptos, dice que va a seguir querellándose contra todo el que ose acusar de corrupción a alguno de sus “honorables” compañeros y, no sólo eso, sino que entiende que, a juzgar por las encuestas, a los valencianos no les preocupa la corrupción; por dos razones: porque no aparece entre los primeras preocupaciones y porque él sigue siendo el más votado. ¿Hay para hincharse?
Terrible conclusión, la de Camps, que requiere otra más sencilla: para que el Presidente entienda que la corrupción es intolerable y no tiene defensa, aunque sea de los suyos, es menester dejar de votarle. Sólo así va a reaccionar como lo haría si los corruptos fueron de otro partido distinto al suyo. No deja otra salida. Porque la salida del “tú más”, o la de querer confundir errores o irregularidades administrativas, cometidas por ayuntamientos, con casos de enriquecimiento personal o corrupción, no es más que un escapismo de aprendiz o una muestra de peligrosa debilidad. No diré, lo que me parecen los furibundos ataques de González Pons contra los fiscales y la Agencia Tributaria, tan sólo porque, unos y otra, cumplen con el deber de evitar que alguien quiera defraudar impuestos y delinquir. Claro que, cuando se pertenece a un partido que ve normal que su gobierno le pague a un cantante con dinero negro en paraísos fiscales, qué se puede esperar.


Andrés Perelló

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