lunes, abril 03, 2006

CORRUPCION TOLERADA

(Publicado en Las Provincias 01/04/06)

La corrupción sonó con arrebatador estruendo durante la semana pasada en Orihuela, nuestra Marbella del Sur, y ha seguido sonando esta semana. El problema, como decía Pla el pasado jueves ante el Pleno de las Cortes Valencianas, es tanto el ruido de la corrupción, como el ensordecedor silencio con que el Presidente del PP, y de la Generalitat, Camps, responde ante esta degradante situación. Ni hay respuesta, ni petición de responsabilidades, ni suspensión cautelar de militancia a los imputados. Hay permisividad, defensa numantina y contraataque alocado y desaforado, que descalifica a quienes lo hacen y desacredita a los medios que, unos por afición ideológica, otros por afición económica y algunos hasta por vicio, le dan pábulo.

El papelón del conseller González Pons, arremetiendo contra el Fiscal Jefe por haberse casado hace años con una joven, no sabemos si socialista en aquel momento; sí sabemos que él no era fiscal, es el acto político más cobarde, y de más baja catadura ética y política, que se ha podido contemplar es esta Comunidad desde el advenimiento de la nueva democracia. La triste tarea de quien se pasó la tarde del jueves, día en que Camps fue incapaz de pronunciarse contra la corrupción en las Cortes, llamando desde un teléfono de Presidencia a los medios de comunicación, primero para decir que Pla se había arrugado ante Camps en el debate de la corrupción y, como eso no calaba mucho, anunciando que García Ortuño (de Orihuela) iba a hacer unas declaraciones contra Pla en la COPE, ¡Que Casualidad! es de una bajeza moral y de una decadencia política, que nos sitúa como Comunidad en un lugar inmerecido y afectado por inmundicia en la que está cayendo el Consell, su Presidente y su partido, por no tener ni capacidad ni ganas de reaccionar ante lo que está cayendo. Y como sé que a estas alturas si algunos siguen leyendo ya estarán de mala uva, les diré que rebelarse contra eso también es defender la Comunidad. No se defiende la patria valenciana con folclore e histriónismos, sino exigiendo un gobierno riguroso e intolerante con la corrupción, que no chulee a los medios de comunicación privados y no secuestre políticamente a los públicos, que sea responsable de sus actos y no zascandilee ante las responsabilidades políticas; ¿Qué otra cosa es lo que Camps está haciendo con lo acontecido en la Residencia de Masamagrell? Defender el prestigio de esta tierra y de esta Comunidad no es comportarse desde el poder miserablemente, intentando repartir las suciedades propias entre quienes exigen limpieza, y entre quien persigue el delito por profesión y obligación legal. Defender a este Pueblo no es tapar la corrupción, o no tener una palabra para con los afectados por el grave accidente ocurrido en la Residencia de Masamagrell, en la que no debía haber ni un usurario ingresado por la Generalitat mientras no tuviera todos los requisitos. En otro país ya habría habido ceses. Y aquí, si el PP estuviera en la oposición estaría bramando y no insultando como está ahora. ¿Se imaginan al PP comprensivo y callado? Sólo hay que mirar a España para deducirlo.

Y si digo todo esto, y en este tono, es porque me siento asqueado como diputado y como valenciano ante el cariz que esta tomando la política en esta amable tierra nuestra, y también por la pedagogía de perversión profesional y deontológica que se está haciendo desde el Consell y desde algunos gerifaltes de la comunicación, que no está valiendo más que para perjudicar la ética de quienes decidieron estudiar periodismo movidos por un deseo de saber, para poder volver a contar lo aprendido y, a sí, que aprendiera la sociedad. Si los medios de comunicación no atacan la corrupción por igual y son tolerantes según con quien la cometa, la degradación social está asegurada. Ellos saben de qué hablo. Y ustedes también.