lunes, septiembre 04, 2006

ESTRUENDO EN TERRA MÍTICA

(Publicado en Las Provincias, 03-09-2006)

Hoy hace dos meses que ocurrió el accidente de la Línea 1 del metro. El Papa estaba a punto de llegar y todo adquirió una velocidad de vértigo como queriendo ensanchar los días de aquella semana para que la fatídica coincidencia marcara distancias con los eventos programados. Recordar ahora las primeras versiones, aquel funeral a toda prisa, la sacudida de responsabilidades que el PP inició desde el Consell, la descarga de culpas sobre un maquinista muerto, y la actitud escapista y obstaculizadora del Consell de Camps y de la empresa FGV en la Comisión de Investigación de Les Corts, es como recordar una película de ciencia ficción del pasado. Y tan sólo han pasado dos meses, todavía está cercana la tragedia y muy doliente el duelo de las víctimas. Pero así se desarrollan los acontecimientos, a toda prisa, unos porque se presentan de repente, otros porque se fabrican para que se presenten con la idea de tapar otros.

Esta semana comenzó con una Diputación Permanente de Les Corts Valencianes para tratar de la sequía. La propició el PP buscando, un verano más, la prolongación de aquellos días, ya amortizados de Agua para Todos, en que millones de pesetas del dinero público se gastaron en propaganda y paellas en vez de dedicarse a modernizar los regadíos en su momento y a prevenir la sequía cuando tocaba. Qué menos se le puede exigir a un gobierno que está doce años en la Comunidad Valenciana y ocho en España, como ha estado el PP. Pero la propició, sobre todo, para intentar tapar la inadmisible dosis de irresponsabilidad y cobardía gubernamental que ha demostrado el Consell de Camps, y todo el PP, con la gestión del accidente del metro. El nivel de descalificación política como gobierno y como futura oposición al que ha llegado el PP es difícil de superar.

Camps ha mostrado antes de tiempo sus debilidades, sus temores, su falta de capacidad para dirigir el partido y para dirigir el gobierno de los valencianos. Ha dado muestras de no soportar con facilidad el pase a la oposición que le espera en 2007, y eso está afectando a toda la Comunidad.

Sin duda tiene motivos para estar apocado. Pero se lo ha buscado el mismo y a pulso. Devorado por la deuda y los sobrecostes, debilitado por la división interna de su partido, que seguramente todavía niega, acorralado por los casos de corrupción de sus altos cargos: Castellón con Fabra, Alicante con Díaz Alperi, Torrevieja con su Alcalde y sus casos de presuntas torturas, Orihuela con un alcalde imputado en varios delitos urbanísticos, y varios casos más de los que estaba advertido y, lejos de poner medidas preventivas, se dedicó a ignorar, respaldando a sus autores y sentando un precedente que ha cundido por toda la Comunidad. Si los jefes pueden hacerlo y no pasa nada, por qué no lo voy a hacer yo, se han preguntado algunos cargos de segundo nivel.

Con esa situación, que Pla viaje al paradigma de la corrupción y del derroche: Terra Mítica es lo menos que puede suceder. O la alternativa señala los lugares que simbolizan la peor forma de gobernar y de gastar el dinero de todos los valencianos, o corremos el riesgo de sucumbir ante el derroche del patrimonio de todos.

¡Quien te ha oído, y quién te ve, PP! La derecha de orden, que venía a hacernos ricos a todos con sus privatizaciones y su ultraliberalismo, ha hecho multimillonarios a unos pocos a costa de la cantidad, la calidad, y la seguridad, de los servicios públicos de todos.

La irrupción de Pla en Terra Mítica es todo un símbolo de querer coger el toro por los cuernos, antes de que con sus embestidas desbocadas nos desgarre más aún el futuro.

La otra visita decisiva es la que los ciudadanos han de hacer a las urnas en su día. Sin votos no hay cambios.