jueves, junio 15, 2006

ENTRE CANDIDATOS

(Publicado en Las Provincias 11/06/06)


Eso fue la sesión de control del pasado jueves en Les Corts Valencianes, un debate entre candidatos. Ignasi Pla, porque ya lo es oficialmente, y Francisco Camps porque también lo es y, sobre todo, porque cada día se le olvida más que ha de ser presidente hasta el día del traspaso de poderes, pero para eso falta algo más de un año, y vive más como si tan sólo fuera un candidato, nuevo para más señas, con el que no van: ni el tremendo endeudamiento que ha acarreado el Partido Popular a esta Comunitat Valenciana, ni los sobrecostes, ni los casos de “enriquecimiento express”, puestos de moda por los varios altos cargos del PP imputados o condenados por corrupción, ni el deterioro de los servicios públicos ni… para qué seguir.

Si sigo me dirán que tenemos lo “més gran del món” y me citarán la Ciudad de las Artes y la Ciencias, a la que tildaron de derroche cuando costaba algo así como 43.000 millones de las antiguas pesetas, en 1995. ¡Quién se lo iba a decir al entonces conseller de Economía, José Luis Olivas!, que se le hizo la boca grande de despotricar contra lo cara que era esa magna obra.

Nadie, después, le ha oído decir que sólo con el sobrecoste de la Ciutat de les Arts se podría haber pagado más de la mitad de todo el proyecto original.

Y es que lo de “tenim lo més gran”, así a secas, ya no vale. Cualquiera en su sano juicio, y que estime su dinero, se pregunta: ¿Y no es posible “tindre lo més gran” y pagar por ello justo lo que vale y no tres veces más? Pues, mire, sí. Los gobiernos austeros y decentes intentan tener lo mejor, hacerlo con transparencia y con las cuentas claras, y pagar por ello sólo lo que vale. Por eso su endeudamiento responde a inversiones reales y no a sobrecostes pagados con la mano rota del nuevo rico que no sabe lo que cuestan de ganar.

De todo eso se culpó alguna vez al ex presidente Eduardo Zaplana, altos cargos del PP incluidos, pero el caso es que Camps ni hizo, ni hace, ni apunta maneras de querer hacer nada por evitar esa forma licenciosa de tratar con el dinero de todos. Más bien acumula mayores dosis de mal carácter cada vez que se le piden cuentas. Deportividad, señor presidente, que la política es ilógica, cambiante, efímera y, en ocasiones, muchas, paradójica, y no sabemos en lo que nos podemos llegar a ver.

Porque por ese camino no puede, aunque quiera, decir a voz en grito en la tribuna de Les Corts que es el presidente de la Generalitat, por si alguien lo duda, pero en la práctica comportarse como un candidato novicio, porque no es tal.

Como no lo son ninguno de los nuevos-viejos consellers que acaba de nombrar y que en la intimidad del “off de record”, se dedican finos epítetos poniéndose de chupa dómine los unos a los otros ¿O me lo van a negar ellos y mis queridos profesionales de la prensa? Ni pensarlo, no pueden. Ambos saben que lo sé.

Camps con la situación que tiene en el Gobierno autonómico y la fractura más que evidente que se da en su partido, no debería decir, como dijo a Ignasi Pla : “…Yo soy candidato y presidente, cosa que usted no puede decir…” Acabáramos, señor presidente. Por eso sólo usted puede dejar de ser presidente, y yo estoy en que va a dejar de serlo, mientras que Pla puede serlo, que yo también creo que lo va a ser. ¡Para oír obviedades elevadas a categoría! nuestras queridas Corts Valencianes.

Falta todavía un año para las elecciones autonómicas y municipales, pero si Francisco Camps, que tiene méritos más que sobrados para ser relevado, sigue por ese camino de querer esconder tras el cartel del candidato la alta dosis de responsabilidad que tiene como presidente, pueda que el relevo sea algo más que a la gallega.