jueves, agosto 04, 2011

LA IZQUIERDA ENJAULADA


(Pubicado en el Diario Publico 3/8/11)

Caído el Muro de Berlín, y descubierto el gran vacío que se abría en los países de la órbita soviética, la izquierda democrática expresó su satisfacción al ver confirmado que la igualdad sin libertad era insostenible. Pero la derecha, en lugar de satisfacción, mostró su disposición a apedrear con los cascotes del muro a todo lo que, a su juicio, pudiera tener alguna proximidad con los regímenes del Este. Y, por supuesto, el socialismo democrático no era para esa derecha más que una vertiente del comunismo con el que alguna vez tuvo que pactar por temor a las amenazas procedentes del otro lado del muro. Posteriormente cayó otro muro, el de Wall Street. Y otra vez la derecha salió a apedrear con los cascotes, como si los culpables del fracaso del capitalismo especulador fueran los socialistas, en vez de los cachorros de las familias más elitistas del mundo instalados en los consejos de administración de los grandes bancos y corporaciones financieras, ávidos de riqueza rápida y carentes de cualquier escrúpulo a la hora de alcanzarla.
Poderes mediáticos, agencias de calificación, partidos de la derecha, todos ellos en perfecta sintonía no siempre bien disimulada, han logrado ir haciendo retroceder a la izquierda socialdemócrata hasta meterla en una jaula. A ello han colaborado los inventos de las terceras vías, los discursos de imitación del neoliberalismo, las escasas ganas de combatir y la funcionarización de la política a la que nos han conducido algunos líderes socialdemócratas europeos, alejándonos de nuestros aliados naturales en la sociedad que, desencantados, han ido desertando por millones del apoyo electoral al proyecto socialista.
Creer que imitando a la derecha en nuestros comportamientos internos y en algunas de nuestras políticas –supresión de impuestos de patrimonio, condescendencia con jerarquías eclesiásticas, empresariales y financieras, por citar algunas– iba a darnos los mismos rendimientos que a los partidos conservadores era, más que un error notable, una negligencia política propia de novatos.
Cuando un gobierno de izquierdas, por la razón que sea, aplica políticas neoliberales y dice que en esta coyuntura son “las únicas posibles”, los progresistas tienden a pensar que, de ser así, lo mejor es que esas políticas las hagan lo neoliberales, y que, cuando sean posibles las políticas progresistas, ya votarán a la izquierda. No vale ya pedir el voto para “ocupar el poder” si se va a hacer lo mismo que haría un partido de derechas. Hay que apuntar maneras, antes y durante el periodo de gobierno. En la era de la comunicación, las redes sociales, y la transparencia, no se pueden tener modelos de partidos contradictorios con lo que se quiere para la sociedad. Sí importa, y mucho, por ejemplo, cómo funciona la democracia interna en un partido, porque permite configurarse una idea sobre cómo trabajará con la democracia externa, o qué valor tiene la participación de los militantes en la modelación del proyecto político.
Estos temas están en el sustrato de las demandas que amplios sectores sociales, sobre todo jóvenes, plantean en calles y plazas. Muchos ciudadanos no ven con claridad que, con su actual funcionamiento, los partidos políticos puedan serles útiles, sobre todo los de izquierdas, a los que piden más y en los que desde hace muchos años no se produce un debate profundo desde las bases. En esas organizaciones, las tomas de decisión en asuntos vitales se concentran en muy pocas manos. Las asambleas y congresos no pasan mucho más allá de seleccionar liderazgos, unas veces con más fortuna que otras. Las élites dirigentes, y sus equipos de asesores y mercadotecnia, se encargan del resto.
No hay salida posible de la jaula si quienes han de abrir la puerta son los que están fuera, mirándonos desde calles y plazas, y no ven que el rearme ideológico va en serio, que existe el compromiso de encontrar políticas alternativas a las dictadas por los mercados y las derechas europeas, apalancadas en unas instituciones que utilizan para la consecución de sus fines como nunca lo hizo la izquierda socialdemócrata. Habrá que dar muchas evidencias de cambio y compromiso para conseguir la complicidad electoral de quienes hoy están fuera de la jaula.
Democracia participativa, reforma de la Ley Electoral, tasa financiera, dación de la vivienda en pago, rechazo a un Pacto del Euro carente de compromiso social, reparto del trabajo, impuestos al patrimonio y al capital especulativo, transparencia institucional, refuerzo de las libertades religiosas, de expresión, de circulación; defensa de los servicios públicos esenciales: sanidad, educación y servicios sociales; renta básica de ciudadanía, políticas efectivas de igualdad, incremento de becas y medidas de fomento del empleo juvenil, revisión de la política nuclear, lucha contra el cambio climático… Medidas de este tipo han de volver a ser compromisos claros, definidos y defendidos por todos los partidos socialistas y socialdemócratas europeos, desde la oposición y desde el Gobierno.
Nos corresponde dar ejemplo a quienes hemos decidido ser vanguardia, por militar en partidos políticos, más aún si administramos cargos públicos. Si nuestro destino es convertirnos en ujieres de la política al servicio de los mercados, es mejor que lo dejemos. De lo contrario, nadie abrirá la puerta de la jaula desde fuera para que la izquierda salga, ocupe el poder, transforme lo que queda pendiente y detenga las regresiones, ya demasiadas, a las que las derechas económica, financiera, mediática y política nos han llevado. Quien no esté dispuesto a asumir este reto, haría bien en dar un paso atrás o cambiar de acera. En la de la derecha seguramente encontrará triunfos y éxito.

miércoles, junio 22, 2011

RESPONSABILIDAD COLECTIVA DEL PSPV

(Publicado en LEVANTE 22/06/11)

La continua celebración de elecciones de todo tipo y su cercanía en el tiempo, unas de otras, siempre ha impedido, al menos al PSPV y al PSOE, poder tener debates largos y con el sosiego que las ideas y las organizaciones políticas requieren sobre todo en un mundo de globalización salvaje y de cambios acelerados como el que vivimos.
Vuelve a suceder tras el 22M. Y esta vez puede condenarnos durante demasiado tiempo si no sabemos combinar la situación electoral con la necesidad de análisis profundo de causas, con la revisión de estrategias que esas causas reclaman a gritos, y con una reorganización territorial realmente aceptada. No hay salida posible que no sea hacia más democracia. Esto es causa y cosa de todos, cuantos más mejor.

El que todo cambie para que todo se quede como está ya no sirve. Lo dice la sociedad indignada, que es más consciente que nunca, y lo reclaman los afiliados que viven una especie de duelo contenido que les sume en la desesperanza, o les lleva al abandono. ¿Cuantos han dejado de militar en estos dos últimos años? Aunque a juzgar por como está enfocando nuestra Dirección el post 22M parecemos abocados a una solución tradicional: unos cuantos se entienden, la mayoría calla a regañadientes, se representa una ficción, de la que son responsables los que la representan y los que la toleran en los distintos órganos del partido, y el nivel de abandono social se incrementa. A eso algunos lo llaman “responsabilidad”. Gran sarcasmo a estas alturas.

Es de una miopía política incorregible creer que, por fingir que el 22M es un episodio circunstancial más, motivado por la crisis económica, todo puede seguir como siempre. Es decir, podemos seguir enviando a Madrid en los periodos congresuales todas las enmiendas a la Ponencia Marco sin discutir, en asambleas que duran lo justo para elegir delegados, para defender no se sabe bien qué. Que luego, ante la indefinición política en la que se les elije, aceptarán humillantemente firmar avales en blanco para que “alguien” ponga el nombre de un candidato a Secretario General, que habrá sido propuesto en las alturas, o a veces en bajuras de poca catadura política. Y que acabaran eligiendo a uno, no tanto porque lo consideren el mejor, sino para que no sea otro. Delegados que por recomendación de no se sabe nunca quien, votaran a favor de eliminar una organización comarcal que funcionó durante 30 años, en contra de la limitación de mandatos, en contra de que el Secretario General del partido pueda ser elegido directamente por todos los afiliados, como en países de nuestro entorno; en contra de las listas abiertas....

Por no citar el papel que cumplirán algunos, después, convertidos en miembros del Comité Nacional, a la hora de dar aprobación a unas listas cuyos criterios de elaboración y exigencia son manifiestamente mejorables. Es decir se limitarán dentro del partido lo que luego reclamarán en la vida civil. Y luego, en la era de la comunicación, las redes sociales, la transparencia y la información, saldrán a pedir el voto intentando soslayar esa tremenda contradicción.

Ya no es posible. Los electores no quieren votar para que un partido o un candidato hagan una mera “ocupación del poder”, menos si es de izquierdas, o dice serlo. Exigen coherencia, miran hacia dentro del partido, desde fuera, sí, pero miran. No es verdad que no les importe como nos administramos. Y si no les cuadra lo que hacemos, y encima, al llegar al poder, bajo el lema “somos un partido de gobierno”, observan que lejos de esforzarnos por cambiar las cosas, dedicamos demasiado tiempo a explicar por qué no pueden cambiar algunas, nos abandonan sin ningún problema. Para hacer lo mismo, más vale el original. La indefinición es la tumba de la izquierda.

El PSPV necesita, redefinirse, regenerarse, por no decir "refundarse". Aprovechar todos sus talentos, organizarse como mejor sabe funcionar, por comarcas, ampliar al máximo sus mecanismos de decisión, implicando a todos los afiliados en la elección del Secretario General, en la elaboración de las listas, en las decisiones fundamentales. El PSPV ha de ser vanguardia y proponer al PSOE las medidas de regeneración democrática que la sociedad demanda: cambio de la Ley Electoral con limitación de mandatos, listas abiertas, y segunda vuelta en las municipales, reforma del Senado, desaparición de las diputaciones, Reforma Fiscal, dación en pago del inmueble en las hipotecas, imposición de la Tasa Financiera, fomento del Municipalismo... Por citar solo algunas de las más relevantes.

Todo ello requiere liderazgos con capacidad de asumir riesgos y de comunicación, perfectamente identificables, con compromiso social demostrado. Exige nuevos requisitos para representar a los ciudadanos en las instituciones en nombre del partido. Después de 34 años de democracia, a las instituciones no se puede ir a aprender, hay que ir ya “aprendido”.

Bien cierto es que tenemos por delante la tarea prioritaria de atender unas elecciones generales y de hacer todo lo posible por ganarlas. Pero no lo es menos que eso no puede ser motivo para olvidar la ingente tarea regeneradora que tenemos pendiente, y que necesita un ejercicio de responsabilidad y de participación colectiva de los afiliado para luego poder pedir ese mismo esfuerzo a la sociedad. Mal haría la dirección del PSPV o la del PSOE y sus afiliados en pensar que esto se cura con el tiempo, y que recetas antiguas, llamadas vacías a la responsabilidad, y componendas grupales van a servir para arreglar la dolorosa situación por la que atravesamos.

Y por favor, no me digan que debatir es lío interno, o que el PP, hace tal o cual cosa en su partido, o que nos dirán esto o lo otro si discutimos. No me importa nada lo que el PP haga en su partido, porque jamás esperé nada de él. Me importa lo que pasa en el mío y las consecuencias que tiene para la sociedad. Bastantes perjuicios nos ha acarreado el principio pequeño burgués de baja catadura moral del “qué dirán”. Hay que ponerse a la tarea cuanto antes. Y lo hemos de hacer todos los afiliados, primero, para poder tener de nuevo complicidad social después. No vale quejarse y consentir, como hasta ahora. Hay que actuar, y no queda mucho tiempo.

viernes, junio 03, 2011

Entrevista en Valencia Express 3/6/11

http://www.rojoyazul.es/noticias/andres-perello-“el-pspv-ha-errado-en-el-mensaje-en-la-implicacion-de-la-gente-y-en-la-lista”/

La crisis de los pepinos: muchas respuestas por dar

(publicado en Euroefe 3/6/11)

Los efectos de una declaración política hecha desde el desconocimiento o la bisoñez política pueden ser, como se ha visto, demoledores. La precipitación de los responsables sanitarios de Hamburgo, la pasividad de la señora Merkel y la lenta respuesta de la Unión Europea están en la base del ataque más dañino que los productos agrícolas españoles puedan haber recibido en lo que va de siglo.

Ello viene a coincidir con un momento de retorno discreto hacia los nacionalismos estatales como consecuencia de la crisis económica que atravesamos y que está haciendo estragos en la UE. Cuando no hay harina todo es mohína. Y en la UE, sobra mohína, faltan dirigentes con ambición europeísta, con capacidad de decisión rápida en todos los órdenes, y con altura de miras para no tener en cuenta, siempre con carácter previo, los intereses nacionales de todo tipo, los electorales de sus respectivos partidos, y los personales de cada uno de los estadistas -si a todos se les puede llamar así- que en este momento gobiernan los Estados de la Unión.

Sin todos esos elementos unidos, posiblemente el caso no habría discurrido por los derroteros que lo ha hecho ni habría causado los daños que ha producido.

Pero ahora el mal está hecho y se ha sufrido aquí, en España. Y es desde España desde donde hace falta mantener la actitud que el Gobierno, con la ministra Aguilar al frente, y la Junta de Andalucía han mantenido. No se puede hacer lo que algunos están haciendo, entre ellos el PP y todos sus aliados, al generar división, confusión y dar la imagen de que esto es un problema de gobernabilidad interna. Porque ello divide, perjudica la fuerza de la reclamación que desde el Grupo Parlamentario Socialista en el Parlamento Europeo, junto al Gobierno de España, hemos emprendido, y que ha de culminar en un resarcimiento económico a los sectores agrarios españoles afectados, y en una investigación sobre las responsabilidades de la tardanza de las agencias y las autoridades europeas , en la debida actuación que requería este asunto.

La señora Merkel tampoco puede seguir mirando al techo. Hamburgo puede ser un Estado, pero está en Alemania, y es Alemania quien responde ante la UE, y en este caso ante España. Es hora de seguir investigando, pero también de dar cuentas al Parlamento Europeo, de hablar de resarcimiento y de responsabilidades. Desde el principio las estamos pidiendo. Es lo justo en esto momentos.

Andres Perello
Eurodiputado Socialista