sábado, enero 21, 2006

UNA GRAN OPORTUNIDAD

(Publicado en Las Provincias 22-01-06)

Sí, una gran oportunidad la que se nos ofrece, ahora, para poder ensanchar la representación parlamentaria a los miles de valencianos que se quedan sin ella, en cuantos procesos electorales se celebran, desde que se aprobó por primera vez nuestro Estatuto de Autonomía. La rebaja del listón electoral no tiene ideología, está siendo demandada por partidos de la izquierda y de la derecha, regionalistas y nacionalistas, desde hace mucho tiempo. Tenemos ahora una ocasión que no volverá a darse hasta dentro de muchos años, quizá más de veinte. No podemos ser torpes o egoístas. Hemos de darnos cuenta.
La reforma de nuestro Estatuto está asegurada, no presenta ningún problema de constitucionalidad. Rebajar el listón electoral, al 3%, para poder tener representación parlamentaria, y corregir los aspectos que pudieran suponer una regresión con respecto al Estatuto modificado, es cuestión de confianza colectiva y de madurez política. Es la respuesta que esperan muchos valencianos para sentirse integrados en un nuevo marco estatutario, más moderno, dinámico y garante de una mayor pluralidad democrática. Los tiempos de las necesarias mayorías absolutas para poder gobernar han pasado.
Ahora se impone el diálogo, el acuerdo y la negociación permanente. Estamos pasando, o mejor nos está llevando la sociedad con su manifestación en las urnas, de una democracia meramente representativa, a una mucho más participativa. Eso es incomodo para algunos, pero es necesario para sostener un progreso participado por la mayoría de ciudadanos.
Ese es el reto de esta semana que comenzó con la estela de la Conferencia Política del PSPV, dando cuenta del Pla 2007 para la Comunidad Valenciana, y concluye con el eco de las palabras de Camps y Rajoy en el mitin show de arrollador sonido y deslumbrante iluminación, que han celebrado en la Feria ¿Era todo ello una gran feria?
En la Conferencia hubo propuestas de futuro, a perfeccionar por los propios representantes sociales hasta convertirlas en programa electoral. En el mitin ha habido un arrabal de patriotismo bien iluminado, con una hemorragia verbal a la defensiva sobre: ataques, destrucciones y enemigos, que se inventan los mismos que se defienden de ellos. Pero ni una palabra sobre cómo aclarar la oscuridad de las cuentas públicas de la Generalitat, qué hacer con Terra Mítica, quien tiene el dinero pagado de más en el IVEX, cuándo se van a mostrar las cuentas de CIEGSA, quién maneja las cuentas del Circuito de Velocidad…. Y nada concreto respecto a la propuesta de ampliar el consenso y los apoyos a la reforma del Estatuto. Bueno, sí, una vuelta al fantasma del catalanismo, ¡Ay, Esteban!, que no se sostiene por injustificable. Y porque la ciudadanía está hasta el gorro de enemigos exteriores, de amenazas, de patriotismo electoral, y de catalanismo recurrente; remedio de mediocres y pomada de todos los males que aquejan al PP, a nuestro President, y a las cuentas públicas: ubre generosa para truhanes de medio pelo.
Habría resultado de lo más ilustrativo que Rajoy explicara las razones reales por las que su partido se empeña en negar el derecho a estar representados en las Cortes a miles de valencianos. No lo ha hecho.
Han contestado como saben, atacando. Y convirtiendo en ataques lo que sólo son propuestas de ampliación de la democracia. Han respondido asustando al persona, como cuando el matrimonio homosexual, la ley de educación y, en su día, con el divorcio o el aborto.
Nuestra derecha se asusta y nos asusta con excesiva frecuencia. Y el PP, se desorienta cuando comprueba que alguien, como ha hecho Pla, dice a sus representantes en Madrid lo que quiere que hagan. Ellos nunca lo harán con los suyos. Por eso ante Rajoy ha habido docilidad y seguidismo, tanto como para no ser capaces de redondear el Estatuto, poniéndose a la cabeza de la ampliación del pluralismo en las Cortes Valencianas.
Tengamos confianza. Quién puede romper el acuerdo por algo tan razonable.
ANDRES PERELLO

Y AHORA , ¿QUÉ?

Hay que ver la facilidad con que algunos se convulsionan cuando se trata de ampliar derechos, libertades o quitarle costuras a la democracia. Lo digo respecto a la propuesta hecha hoy por Pla, y muy reflexionada, me consta, de apoyar la rebaja del tope electoral al 3% para obtener representación parlamentaria en las Cortes Valencianas, y para corregir la regresión que, desde mi punto de vista, puede suponer el dejar la cuestión del " idioma" tal y como ha quedado. Digo regresión respecto a como está actualmente. Nada más. No está en cuestión la denominación del valenciano, como no lo ha estado nunca. Ese espantajo lo han azuzado siempre los que han utilizado la lengua, la identidad y el sentido de patria, como un mero activo electoral. Así de claro y de duro de admitir. No más acusaciones de catalanismo, por favor, ni más recursos fantasmagóricos en sustitución de las razones políticas. Ya está bien. Basta ya de argumentos facilones del tipo: lo ha impuesto Madrid para que el desastre del Estatuto de Cataluña no sea el único, es una condición del PSC u otros tan recurrentes o más que el manido de la culpa es de Carod Rovira.
Es mucho más sencillo, aunque que lo diga yo no tiene mérito porque conozco las cartas por estar en el juego. Se trata de una decisión muy meditada por Pla y por quienes en el partido tienen altas responsabilidades. Y se puede resumir en el honesto gesto de, una vez garantizada la reforma del Estatuto y la cosntitucionalidad de la misma, hay que mirar hacia delante y asumir si se quiere, o no, ser el responsable de que miles de valencianos continuen sin tener reperesentación parlamentaria, tan solo porque quienes tenemos la mayoría les ponemos alto el listón. Pla ha dejado claro que no quiere esa responsabiliad, y que es compatible la reforma y todo su contenido, con rebajar ese limite para ampliar la participación y la representación democrática. Y muchos dentro y fuera del partido estamos con él. No hay que romperse la cabeza buscando análisis retorcidos. Quizá sí haya que hacerlos para demostrar, si llegara el caso, que se rechaza la reforma del Estatuto tan sólo por no querer aceptar esa rebaja. Y eso compete al PP, razonarlo, justificarlo y explicarlo.
Decía Ciceron que hay dos tipos de injusticia: una la de aquellos que la cometen; otra la de quienes pudiendo, no evitan que la sufran otros.
Pla tan sólo ha decidido que otros no sufran las causas de un requisisto que, después de 20 años, se muestra innecesario y restrictivo. Ahora han de ser otros los que decidan si se suman a los que quieren evitar la restricción pudiendo hacerlo, o por contra, prefieren usar su fuerza para seguir prolongandola, anque para ello hayamos de quedarnos sin Estatuto.
Ellos verán, y los ciudadanos también, por supuesto.