lunes, octubre 23, 2006

DERIVA TOTALITARIA

(Publicado en Las Provincias 22/ 10/ 06)

Contradicciones salvajes, escapatorias banales, deriva totalitaria y mucho más, han escenificado los dirigentes del PP y, especialmente Camps, en la semana que hoy concluye. A saber: Camps se va a Barcelona a apoyar a Piqué, a otras cosas que hay que coordinar no ha ido nunca, y en una ocasión tan buena, ni reivindica el trasvase del Ebro, ni le plantea a Piqué si lo autorizará en el remoto caso de ganar las elecciones. Camps organiza un Congreso sobre periodismo, en el que reivindica la libertad de expresión y, a la vez, no tiene ningún escrúpulo en mantener la televisión pública más manipulada del mundo, Canal 9, llena de comisarios políticos de su partido que amedrentan a cualquier profesional que trabaje allí y no se plegue a la manipulación partidista. González Pons, en uno de sus arrebatos mediáticos, defiende a quienes hacen pelotazos urbanísticos, incluso utilizando groseramente a la afición valencianita, y dice que el que quiera las cosas legales está en contra del Valencia. Una vez más, el totalitarismo se manifiesta, el que está en contra de ellos y sus políticas va contra Valencia, contra el Valencia, y contra toda la patria en general. Eso no es de derechas, es de más allá de la derecha. Se plantea la necesidad de que los políticos empecemos a dar ejemplo de transparencia, para poner freno a la elevada cota de corrupción que ha aflorado en nuestra Comunitat desde que el PP llegó al poder, y el portavoz Castellanos dice que es un numerito, Rambla defiende el derecho a la intimidad, y Camps, arrastrado por los acontecimientos, dice que solo tiene un coche y una casa, ¡Y a mí qué, Sr. Presidente! Si luego votan en contra de que se hagan públicas las declaraciones de intereses y de patrimonio de todos los altos cargos de la Generalitat. Por qué tanto miedo a la transparencia, cuando la ocultación y las puertas cerradas nos han llevado a tener el mayor número de casos de corrupción de la historia de la Comunitat. Aquí no hay término medio, o se está a favor de tener las cuentas claras y a la vista, o se sigue practicando la ocultación, cerrando puertas, y negando que los diputados vean las facturas de los sobrecostes y los grandes fastos que tantos nuevos ricos han generado. Hasta ahora Camps y el PP han optado por la oscuridad, ellos sabrán por qué. Están en su derecho, pero lo que no pueden hacer es descalificar a los que damos permiso para que los ciudadanos conozcan nuestro patrimonio, o sacar la cantata del agua o del ataque a la patria, cada vez que se les piden cuentas. Si hay que reivindicar mejor financiación autonómica, vamos a ello, ya lo propuso Pla en el debate de la moción de censura, pero eso es perfectamente compatible con que, además, las cuentas estén claras, la corrupción se acabe, los pelotazos paren, y: la utilización del fútbol, Canal 9, las subvenciones públicas y todo lo que está al abasto del Consell, sirva para eliminar al que disiente, para tapar lo irregular y para convertir a la Comunitat en un campo de pruebas del PP de Madrid en su desaforada tarea de hacer una oposición salvaje, que no hace más que evidenciar que a nuestra querida derecha, la democracia sólo le interesa cuando las cuentas le cuadran, hasta el extremo de convertirla, cuando gana las elecciones, en una mera simulación de lo que en la práctica no es más que un comportamiento soberbio y autoritario, que acaba en la deriva totalitaria a la que el PP está llegando en esta Comunitat, hasta el extremo de querer demostrar que no se equivocan nunca, y que el que se atreva a discrepar de ellos, desde la política o desde su profesión, está perdido. ¿Hay para cambiarlos, o no?