domingo, febrero 05, 2006

PÓNGAME UNA FIRMA

(Publicado en: Las Provincias, 5/02/06)
Iniciamos la semana con discusiones estatutarias y la terminamos con mesa petitoria de firmas, instalada por el PP, para acumular protestas contra el Estatut Catalán, como si de una cuestación de patria en calderilla gráfica se tratara. ¿Alguna idea más? Si nadie tiene ninguna… podemos iniciar el viaje hacia la locura. Porque sólo en el terreno del desvarío, producido por la alteración “neuroelectoral” de unos resultados no asumidos, se pueden enmarcar algunas iniciativas políticas de la oposición nacional, aquí oposición gubernamental. No me extraña que algunos no entiendan nada con esa dualidad de personalidades que les toca hacer a diario.

Es enternecedor ver al partido que repudió a quienes se manifestaron en la calle contra la guerra, a favor de la libertad religiosa en las escuelas, o por otros motivos relativos a la demanda de derechos y libertades, ahora convertido en un paseante callejero de reivindicaciones, instalador de mesas petitorias para reivindicar para otros, con una enrevesada y patriótica pregunta, un referéndum que a los que a aquí vivimos no se nos puede facilitar para nuestro Estatuto, por razones jurídico-legales, dicen.

Si cuando estaba en juego respaldar o no una guerra, tan cruel, criminal y sucia como la de Irak, se hubiera escuchado a la calle, tenido en cuenta la opinión recogida por el CIS, o simplemente consultado al Parlamento, que era más fácil y democrático, ahora tendrían toda la calificación que se debe exigir a alguien para actuar en política. Como no fue así, pasar delante de una mesa petitoria de firmas, como pasé el viernes pasado, y ver a los chicos y chicas de Nuevas Generaciones haciendo ese papelón produce un poco de sentimiento.

Me parece más útil, sin embargo, ver a Fabra en Castellón pidiendo firmas, o a Díaz Alperi en Alicante, porque puede valerles para hacer práctica por si hubieran de hacer una recogida para pedir algún indulto, o incluso por economía procedimental hasta podrían recogerlas al mismo tiempo. Lo que va delante va delante.

Esta Comunidad, como sabemos hacerlo todo aquí, con arduas tensiones y alteraciones, ha logrado quitar el listón electoral del Estatuto. ¿Mucho o poco? Que cada cual lo valore. Avance a fin de cuentas. Confío en que no hayan de pasar 25 años más para rebajarlo en la Ley Electoral, sería una demostración de egoísmo y baja mira política imperdonable para todo el que lo consintiera. Una propuesta tan elemental como rebajar el tope electoral debería haberse considerado en el propio terreno, sin tener que enmarcarla en el tenso ambiente estatal, como se ha hecho, donde nos encontramos al principal partido de la oposición, de derechas, echado al monte y poniéndose el pasamontañas para no bajar al debate razonado hasta que no consiga tumbar al Gobierno de la Nación. Y aprovechando cualquier coyuntura para lograr su objetivo, que es también lo que se ha hecho en esta ocasión. Discúlpenme si alguno no me entiende, me basta en esta ocasión con que me entiendan unos cuantos. Me pregunto. Qué harán en 2008, Rajoy y los suyos, si pierden, ¿volver a cuestionar las legitimidad del gobierno? ¿Subirse de nuevo al monte, esta vez armados?

Sacar el listón no ha sido fácil, bajarlo quizá tampoco lo sea. O es posible, que sí, si algún día logramos sacar del poder al sin número de listos y “listones” que, por tener tan bajo su listón democrático y tan alto el egoísta, sólo pueden sobrevivir poniendo altos techos a los demás. Aunque quizá para eso, alguna izquierda tendrá que incrementar su consistencia, y otra la que aspira a estar representada o estarlo más, deberá ponerse a hacer política con un programa máximo y otro más a corto plazo. ERC lo ha hecho y no parece irle mal del todo. Claro que ellos hacen política por allá arriba, más cerca de lo que antes era Europa.
Andrés Perelló