domingo, noviembre 08, 2009

COMUNICAR EUROPA EN LA UNION EUROPEA Y EN AMERICA LATINA

(INTERVENCIÓN EN EL SEMINARIO EUROPA HOY DE LA UNIVERSIDAD POLITECNICA DE VALENCIA 9 Y 10 DE NOV.09)


Comunicar:

Hacer a otro participe de lo que uno tiene. Descubrir,manifestar,o hacer saber algo a alguien.


De las 5 W+1 del periodismo What, Who, Why, When,Where y How en este caso para la interención querría destacar las 3 que a mi parecer son esenciales para comunicar Europa. Estas serían What, Why y How ya que el Quién, el Dónde y el Cuando son obvias y rápidas.


WHAT/Qué

Ustedes son muy jóvenes. Seguramente, sus padres nacieron en la época del tratado de Roma (25 de marzo de 1957) y ustedes durante el decenio en el que el Acta Única lanzó el gran mercado europeo (febrero de 1986). Todo esto, ¿les dice aún algo emocionalmente hablando?

Hoy en día, el ideal de los Padres fundadores, el ideal de una Europa sin guerras, ya no es tan sugerente. La paz lo mismo que la libertad de cruzar fronteras, les parece a ustedes algo natural. Para ustedes la guerra forma parte de sus apuntes de historia y piensan que ya no puede repetirse.

La Segunda Guerra Mundial es para ustedes tan lejana como lo es para mí la guerra de Cuba. Muy pronto, para ustedes el franco, la peseta o la lira se habrán convertido en un lejano recuerdo.

Muchas cosas han cambiado. Antes, los jóvenes europeos se conocían, durante los breves lapsos de paz, por algún viaje aislado y propio de familias adineradas, y en tiempo de guerra, la comunicación era de trinchera a trinchera.

Para conoceros hoy, basta una mochila y un billete de avión law cost. O bien el programa ERASMUS y del que millones de estudiantes europeos se han beneficiado desde 1987.

Sois una generación que vive en la paz de un modelo democrático europeo, generalizado tras la II Guerra Mundial y expandido tras la caída del Muro en 1989 y la reunificación del Continente.


Por supuesto, después de siglos de guerras entre las naciones europeas, sesenta años de paz quedarán en los manuales de historia como un logro extraordinario de la segunda mitad del siglo XX.

Hoy sin embargo, son muchos los que esperan otra cosa de Europa. La paz era el reto del siglo XX; la globalización es sin duda alguna el reto del siglo XXI. Europa tiene que convertirse en un actor global en un mundo globalizado. Europa tiene que dar una respuesta social a la mayor crisis económica de su historia, trabajar por una globalización equitativa, por reducir el recalentamiento climático, gestionar los flujos migratorios pero, también, procurar su propia adaptación interna a la evolución rápida del contexto mundial.


La manera en que la Unión Europea dará respuestas a estos desafíos condicionará sus vidas y la de sus hijos.

WHY/ Por qué

Si la Unión Europea nació con el objetivo de garantizar la paz entre sus miembros.
Hoy su objetivo, su razón de ser fundamental, es hacer frente, influir en el proceso de globalización.

Creo que ese es su Why o su razón de ser.

¿Porqué los europeos deberían estar juntos? ¿Por qué los Estados europeos se unen, o debieran unirse, en mi opinión mas de lo que están?

Porque ninguno de ellos, ni siquiera el más grande, ni el más fuerte, ni el más rico, es suficientemente grande, fuerte y rico como para pesar en el mundo que se está construyendo.

Cada país europeo por su cuenta no será actor global. No será un sujeto activo. Sufrirá las consecuencias de las decisiones que tomen los demás.

Y por eso, si de verdad queremos influir en el mundo en el que nos toca vivir, sobre todo a quienes os va a tocar vivir en el mundo que viene, el mundo de los próximos 50 años, es fundamental que los europeos nos unamos más.

Y lo digo porque 2500 millones de chinos y de indios, la mitad de la humanida, están tomando su lugar en la economía moderna. Y está emergiendo un nuevo mundo multipolar, en base a nuevos polos.

EEUU han cambiado el ritmo con el presidente Obama y Latinoamérica llama a la puerta de la mano de Lula y su capacidad para haber atraído el foco sobre ese gran continente.


Y ante estas nuevos polos de poder y masas de población, Europa supone el 7,5% de la población mundial (UE de los 27 es igual a 490 millones para una población mundial de 6500 millones). Si queremos preservar nuestra capacidad de influencia, es ahora cuando Europa debe ser capaz de dar respuestas.

La crisis mundial que estamos viviendo y la forma de la que salgamos de ella nos situarán en este nuevo mundo polarizado.

La crisis un problema económico y social

Cuando los españoles entramos en Europa en 1986, casi todos teníamos en la cabeza el paradigma alemán.

Un Estado fuerte que busca redistribuir la renta con garantías. Con garantías de una intervención pública y negociaciones con los sindicatos.

Pero para los nuevos países de la Unión, y fue lo que nos ha llevado a esta situación, no fue ese modelo el que han tenido en su cabeza. Quieren o mejor dicho querían ser como Irlanda. Con un crecimiento al 10% anual. Con mercados desregulados. Bajas presiones fiscales y fuerte inversión extranjera.

Posiblemente muchos dirán que esto se puede considerar normal cuanto que Europa se ha construido desde el mercado.

La Unión Europea se ha construido desarrollando el mercado. Era lo que antes se llamaba mercado común. Eso es verdad.

Europa se hizo desarrollando un mercado y suprimiendo trabas aduaneras impositivas a la construcción de un gran espacio económico.

El mercado único estaba destinado a estimular la economía europea mediante la competencia y los intercambios, así como reducir los precios. Pero tenía que funcionar en paralelo con una solidaridad reforzada entre nuestros Estados miembros. Sin embargo, hoy la competencia ya no es sólo entre empresas sino que se tiende a una competencia entre sociedades.

Nuestra Europa se parece a veces a un ring de boxeo en el que se enfrentan nuestros sistemas fiscales y sociales, en lugar de ser un arma colectiva para enfrentarse a la globalización.

El canibalismo económico nos ha hecho olvidar de los demás cuadros del tríptico del modelo europeo: la cooperación y la solidaridad, que marcan la diferencia en una zona de libre comercio.

Muchos de nuestros conciudadanos tienen la sensación de que hay cada vez más europeos, pero cada vez menos Europa.

Y es que los europeos nunca pensaron que ese mercado iba a invadir determinados aspectos de la vida social: la educación, la sanidad eran bienes que escapaban a la lógica mercantil.


Junto a la mano invisible del mercado, ha estado la mano visible de la política.

Y lo que ha ocurrido desde entonces es que la economía y la política se han separado en el espacio en el que se aplican.

Antes, la economía y la política jugaban las dos en el mismo terreno de juego. Jugaban en el interior del espacio Estado-Nación.

Y ahora la economía juega en el espacio mundo. Ha saltado por encima de todas las fronteras. Se ha liberado de su dependencia nacional o incluso continental, pero la política no.

La política sigue jugando en espacios reducidos. Y uno de los aspectos positivos de la construcción europea debiera ser permitir que la política juegue en un campo de juego más grande. Empezando a nivel continental, que ya sería mucho.

Nos estamos jugando el poder dar una respuesta política a un modelo económico. O lo que es igual, ponerle alma a los números y a las balanzas comerciales.

Y esto sólo nos lo dará una masa crítica y unida de 490 millones de personas con un modelo del Estado del Bienestar único en el planeta. La alternativa es conformarnos con ser una Suiza macrocefálica, rica pero irrelevante.


How/Cómo

Después de abordar el QUÉ y sobre todo la importancia del POR QUÉ, llegamos al Cómo.

¿Cómo acercar las instituciones europeas a los ciudadanos ? Es la gran pregunta que flota en el ambiente cuando uno llega al parlamento Europeo.

Europa está lejos, se suele decir, como si solo fuera Bruselas. La gente se confunde: el Parlamento, la Comisión, el Consejo. Seguramente no es fácil entender como funciona la U.E.

Y eso posiblemente se deba a que los ciudadanos han estado ausentes de la construcción europea. Que ha sido obra de los gobiernos. De "entes intelectuales concienciados".
Los padres fundadores eran una élite intelectual muy consciente de los retos de su tiempo, que lanzan un proceso, que no se explicita porque se tiene el sentimiento de que cuanto menos explícito sea más fácil será aplicarlo.

Esto queda muy bien reflejado en las memorias de Paul- Henri Spaak, "Combates inacabados" (cuanto menos evocador) , dónde explica la difícil elaboración del Tratado de Roma: "cada que vez se presentaban dificultades-escribe-, extraíamos de nuestras convicciones la imaginación necesaria para superarlas."

Los tiempos han cambiado desde entonces. "En su mayor parte, - continua Paul Henri Spaak- la opinión pública no era hostil; era sólo indiferente. Fue la obra de de una minoría que sabía lo que quería".

Y tenía razón..... Para su tiempo. Pero los tiempos han cambiado, Europa se hizo entonces entre sus dirigentes, con el consenso "blando" de los ciudadanos.

Pero hoy eso no es tolerable que la construcción Europea siguiera siendo el resultado de una pequeña minoría ilustrada que sabe muy bien lo que quiere.

Europa no se puede seguir construyendo sólo con los nombres de los Adenauer, Churchill, Monet Schuman, Spaak, Spinelli, Khol, Mitterand, Delors o González.

Y eso que sin embargo, cada vez más, lo que se discute en Europa, en las Instituciones europeas, empieza a ser percibido por los europeos como importante. Cada vez hay más manifestaciones enfrente del Parlamento europeo.

Los partidos políticos que las pasadas elecciones europeas hicieron campaña con un claro tinte europeo como fueron los Verdes en Francia y los liberales en Alemania fueron los que más subieron en votos.

Esto demuestra que hay ganas de Europa y que si se explica convence.

Ya que como hemos dicho antes necesitamos a esos 490 millones de personas para poder tener influencia en este nuevo mundo.

Tenemos que recuperar y potenciar el concepto y sentimiento de "ciudadanía europea" por el que Felipe González peleó en la elaboración del Tratado de Maastricht (7 de febrero de 1992).

Desde las primeras elecciones europeas hasta hoy la participación ha caído veinte puntos. El tirón de los padres fundadores ya no arrastra a votar.


Por eso debemos de ser capaces de desarrollar al máximo todas las virtudes que va a suponer la entrada en vigor del Tratado de Lisboa.

Vaya por delante que con él se crearán nuevas figuras institucionales -como el Presidente estable del Consejo Europeo o un "ministro de asuntos exteriores" y es lo que más titulares esta dando con las quinielas de futuribles.

Para mi las dos cosas más importante para Europa será que la ciudadanía europea pasará de ser una bella noción dotada de ligero contenido a ser sujeto de unos derechos hasta ahora nunca enunciados en el nivel de la Unión, gracias a una Carta de Derechos Fundamentales jurídicamente vinculante y que se definirá por primera vez en una norma fundamental de la UE lo que denominamos modelo europeo: esa democracia pluralista enmarcada en un sólido estado de derecho que es al tiempo un estado del bienestar.




Pero sobre todo Europa va a atender a la demanda de la gente de mecanismos de democracia participativa con la Iniciativa Ciudadana incluida en la nueva norma comunitaria, que permitirá a un millón de europeos instar a la Comisión a presentar un proyecto de ley.

Esa es una invitación a construir el modelo la sociedad organizada quieran. Construyan ustedes Europa.


Siempre se ha dicho cuando se habla de Europa que estamos inmersos en el proceso de construcción de una democracia supranacional. Que estamos inventando algo nuevo. Que no ha existido nunca hasta ahora en la historia. Europa no es un Estado. Ni lo quiere ser. Y, por lo tanto, no se le puede pedir que actúe como actúan los Estados, porque no lo es. Tampoco es una federación. Ni una Confederación, estrictus sensus. Ni una organización internacional, como la OMC o la OMS. Es algo que estamos haciendo poco a poco, con prueba y error.

Y ese va y viene, esa permanente definición y adaptación a las circunstancias de nuestro tiempo, es lo que requiere una cultura democrática más desarrollada y una participación ciudadana mayor.

Hasta ahora Europa la han hecho los gobiernos. A partir de ahora, o la hacen los ciudadanos, o no se hará. Porque hemos llegado ya al núcleo duro las decisiones políticas sobre las cuales no pueden sólo los diplomáticos en reuniones intergubernamentales decidir.

Cómo concienciar a los ciudadanos y con ellos a las organizaciones que les pueden representar en cada caso es un trabajo que tienen pendiente, la propia estructura de la U.E. con todas su intstituciones, sin dejar de reconocer los esfuerzos y los avances conseguidos. Y sobre todo algunas insitituciones españolas, valga el ejemplo de las Cortes valencians donde no se ha podido celebrar un debate entre euriputados y público, como en otros parlamentos regionales porqeu el partido mayoritario no lo ve oportuno. Por eso, también los partidos políticos europeos, más aún los grandes, han de plantearse la comunicación europea, no solo en campaña electoral, evitando hacerlas como la última que vivimos en España, sino hablando de Europa, dando cuenta del trabajo de sus respectivos diputados puntualmente y llamando a consulta a las organizaciones que los representan a la hora de conformar las grandes decisiones que permanentemente hay que tomar en el Parlamento Europeo. Sin olvidar trabajar sobre todo, y en primera instancia con su propia masa de afiliados para hacer de ella una colectividad de agentes informados y capaces de informar, o al menos colaborar a evitar la distorsión de la información que la política europea soporta.

Pero sobre todo ha de existir una complicidad manifiesta de los mediadores necesarios para esta tarea, los medios de comunicación, otra anécdota resulta ilustrativa: cuando nos planeamos hacer una comida de trabajo con algunos periodistas valencianos para contar nuestro trabajo, en algún medio reconocen no tener a nadie desacado para ese tema... Sin el compromiso y la voluntad de los medios de comunicación de construir Europa, toda tarea será vana. No hay otra forma de momento. No es tarea de unos pocos. Unos tenemos algo que contar y otros tienen los medios para poder contarlo a la sociedad, sin la necesaria colaboración y complicidad entre todos, todo será más lento y más difícil.
Si ustedes piensan en otra forma estaré bien atento a tomar nota de ella.
Muchas gracias.

domingo, noviembre 01, 2009

CONFIESO QUE SOY RADICAL

He decidido numerar mi escaño en el Parlamento Europeo con el número cien, como si fuera una extensión de las Cortes Valencianas desde el escaño que queda libre, y desde él mirar a la tierra en la que tanta vida política he consumido y comentar mis impresiones.
Desde aquí llama todavía más la atención el triste espectáculo que se vive, desde la más soez degradación, en la política valenciana. Para muchos, especialmente votantes del PP, unos con consciencia ideológica de lo que votaban, y otros desde la más absoluta irreflexión o descuido electoral, puede parecerles algo asombroso y no previsto. Para muchos otros, entre los que me encuentro, estaba escrito hace muchos años que la cosa acabaría así; me remito, si no a la memoria, que veces parecemos no tener, a los diarios de sesiones de les Corts que vale la pena repasar.
Hemos sido varios, con insistencia, los que advertíamos al PP, a Camps, y a los valencianos, que la opacidad y el secuestro de las cuentas públicas, eran la antesala de la corrupción y que ésta invadiría nuestras instituciones como una perversa y terminal metástasis. Así ha sido. La respuesta a la “Ofensiva por la Transparencia” de la que propios y ajenos parecen no acordarse, y de los plantones a las puertas del IVEX, CIEGSA, y otras empresas públicas fueron un intento vano de evitar lo inevitable. El “voto del Pueblo” les avalaba, decían, ( pues que aprenda el Pueblo a quien da su voto y luego no se llame a engaño) y éramos unos radicales, esa fue toda la respuesta del PP. Ahora cuando los ciudadanos empiezan a despertar y salen a la calle hastiados de tanta corrupción, y eso que no se ha conocido toda, vuelven a llamarnos radicales a los que hemos ido a esa manifestación, así lo ha dicho Cotino. Pues tienen razón. Si por pedir transparencia fui un radical, y por manifestarme contra la corrupción soy radical, debo admitir que soy una radical y así lo confieso. La transparencia está en la raíz de la democracia y la corrupción hay que cortarla de raíz antes que pudra a la democracia. Es cuestión de radicalidad, no cabe duda.