miércoles, febrero 27, 2008

EL CENTRO, A MANO IZQUIERDA

Si a usted le da igual subir que bajar, entrar que salir, comer o no comer, ir o volver, la guerra o la paz, votar o no votar, votar PP o votar PSOE, puede que alguien le considere abstencionista, o incluso algún fino analista moderno puede que le diga que es usted de centro. Pero no lo crea, puede pellizcarse si quiere, si le pasa todo eso, lo más seguro es que esté muerto. Y en ese caso la campaña electoral también le dará igual, y los debates no le dirán nada. Porque si unas elecciones se han manifestado alguna vez contra la indiferencia, la equidistancia y la imparcialidad ante la vida, con toda claridad, esa es la que está en marcha desde hace unos días. En contra de lo que algunos expertos siempre dicen, las campañas son útiles siempre, en mayor o menor intensidad, y la actual es útil y clarificadora porque está polarizada, deja poco sitio para la indiferencia y resulta incomoda porque no deja solos ante el ejercicio del voto que supone, nada menos, que decidir quien nos gobierna y para qué.Para eso uno puede ver las propuestas prográmaticas que se están ofreciendo, en unos casos con más nitidez que en otros, pero hay que ver también eso que tanto aterra a algunos, especialmente al PP de Rajoy, el pasado. El pasado son los Reyes Católicos, las guerras napoleónicas, la de Cuba, si quieren, pero no es la Guerra de Irak, que aún se está librando a su manera, ni el recurso a la Ley de Igualdad, o al Estatuto de Autonomía de Cataluña, o a la ley de Matrimonio Homosexual, o la posición contraria a la subida del salario mínimo interprofesional, y o el respaldo dado en la calle y en las Cortes a las posiciones más reaccionarias de la Iglesia preconciliar que representan algunos obispos y cardenales. Todo eso es presente y bien presente, porque forma parte de los elementos que conforman nuestra expereciencia más reciente y dicen hacia donde camina cada uno a la hora de encarar el futuro. En esta campaña algunos no quieren hablar de la gestión de la legislatura que acaba, ni de las anteriores, porque se encuentran pinzados entre su pasado más reciente y las promesas de futuro, que no casan con la trayectoria que hasta ahora han mantenido qui e nes las hacen.Le pasó a Rajoy en el debate de anteanoche. Cuando al hablar de la subida de los precios fue incapaz de responder por qué no hizo nada como ministro, frente al redondeo del euro que tanto nos ha afectado. O cuando no pudo explicar que al haber cuatro diputados en juego en Aragón más que en Valencia no puede prometer en su programa el TRASVASE DEL EBRO. En este caso la sequía le ha arrastrado hasta el silencio.
Le quedó al final una niña que tal y como la describió podría vivir en la Castellana o en la Casa de la Pradera. No sabemos. Sí conocemos que no tendría los mismos derechos que un niño porque Rajoy está en contra con la Ley de Igualdad. Y toda esta información la tenemos porque hay campaña y hay debates entre candidatos a presidentes y a ministros de Economía. Si algo demostró Pizarro es que antes de llegar al Gobierno ha de pasar una temporada en la pizarra con Solbes.
Esta campaña ha desacralizado en cierta medida el centro por la polarización izquierda-derecha que se vive, demostrando que en política el centro está según se entra a mano izquierda. Habrá movilización porque la campaña va a valer para eso.