sábado, junio 05, 2010

¡JESUS, ESTO VA A FUNCIONAR!

(PUBLICADO EN EL DIARIO "PUBLICO" viernes 4/06/2010)


Esta historia comienza hace más de 47 años, cuando una familia de Denver donó los órganos de su hijo recién fallecido para intentar salvar la vida de un niño de 3 años afectado de una estrechez congénita de las vías biliares; o hace 43 años, cuando Dénise Darvall donó sus órganos.

Y es que hace ya más de 47 años que el doctor Thomas Starzl realizó el primer trasplante de hígado en Estados Unidos, y 43 años desde que el doctor Barnard y el clandestino –para el apartheid– dr. Naki realizaron el primer trasplante de corazón en Suráfrica.

Pese a que estas dos primeras operaciones no fueron exitosas para los trasplantados, tanto la familia de Denver como Dénise Darvall habían abierto camino.

La ciencia ha avanzado a pasos de gigante desde entonces, y las palabras del dr. Barnard: “Jesus. Dit gant werk!” (“¡Jesús, esto va a funcionar!”) mientras miraba con incredulidad cómo latía el corazón que acaba de implantar, se diluyen hoy, afortunadamente, en la cotidianidad de las operaciones de trasplante.

Aun así, y en el momento de mayor avance en la investigación y práctica médica de la historia en la UE, 56.000 pacientes están a la espera de un donante de órganos, y se estima que cada día fallecen 12 personas esperando un trasplante.
Estos datos son más preocupantes si observamos la diferencia que existe entre los estados miembros en cuanto a índices de donación procedente de personas fallecidas, que oscila desde los 34,2 donantes por millón de personas (pmp) en España
y el 1,1 en Bulgaria. La media de la UE es de 18 donantes pmp.

Por este motivo, el Ministerio de Sanidad y la presidencia española de la UE asumieron como prioridad lograr una directiva sobre normas de calidad y seguridad de los órganos destinados a trasplantes. España intentaba de esta forma dar respuesta a los 56.000 pacientes que hoy continúan esperando.

De la mano de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y de su director Rafael Matesanz, el Parlamento Europeo, la Comisión y el Consejo han dado forma a una directiva que se basa en implementar el reconocido modelo español en Europa.
Nuestro modelo se basa en la eficiencia de un gran sistema sanitario que busca la complicidad del paciente, la coordinación y la inversión en formación. Partiendo de estos puntos, la directiva se asienta en tres principios:

Autoridad nacional competente. La primera causa por la que se pierden donantes es por no detectar a las personas susceptibles de serlo. Un sistema adecuado de trasplantes se basa en unas instituciones responsables y en una infraestructura sólida para la obtención y el trasplante de órganos, de ahí que la directiva demande la creación o designación de una autoridad nacional competente en cada Estado.

Donación entre vivos. El recurso a los donantes vivos va afianzándose como alternativa, pues es imposible satisfacer únicamente con fallecidos la demanda de órganos. El incremento de este tipo de donación puede atribuirse a múltiples factores, tales como la presión que supone la escasez de donantes fallecidos, los avances quirúrgicos y la evidencia de los buenos resultados de los trasplantes. Además, la directiva contiene varias medidas para proteger a los donantes, entre ellas, la evaluación de su salud, la información sobre los riesgos, la creación de registros de donantes vivos para su seguimiento médico y reglas para garantizar la donación no retribuida y voluntaria de órganos.

Trazabilidad de los órganos. El anonimato sigue siendo una piedra angular, pero las autoridades competentes deben saber de dónde proviene el órgano, quién lo suministró y en qué circunstancias. La directiva contempla la creación de sistemas de trazabilidad que garanticen la plena identificación y seguimiento de los órganos, salvaguardando la salud de donantes y receptores.

El modelo español rompe, por tanto, con el mito de la solidaridad como fuente del éxito. Porque, como indican los datos de la ONT, no se trata de que los españoles seamos ni más ni menos solidarios en materia de donación de órganos, pero sí que tenemos el mejor sistema.

España ocupa desde 1992 –después de tres años de funcionamiento de la ONT– el primer lugar del mundo en donación de órganos y, en consecuencia, en trasplantes de la mayoría de ellos. Nuestro modelo, que se ha convertido en un referente indiscutido, es básicamente organizativo y de gestión, siendo el único que ha aumentado de forma ininterrumpida la donación en los últimos 20 años.

Esta directiva busca conseguir que la media europea se aproxime a la española. Allí donde un gobierno se ha planteado desarrollar un sistema organizado de transplantes como el español, las tasas de donaciones han aumentado de forma clara.
No podemos olvidar que con esta directiva, no sólo damos una respuesta sanitaria, sino que se va a transmitir un mensaje alto y claro en defensa de los derechos humanos, ya que sólo las instituciones públicas con prestaciones universales serán capaces de combatir el tráfico de órganos.

Con la aprobación de esta directiva, el Ministerio de Sanidad y la UE avanzan y progresan al mismo ritmo que lo hace la ciencia y con el mismo grado de voluntad e intensidad solidaria que lo hace la sociedad europea.

Seguimos escribiendo nuevos capítulos de esta historia, y la aprobación el pasado 19 de mayo en el pleno de Estrasburgo con el 97% de los votos a favor no es un capítulo cualquiera. El dr. Barnard seguiría gritando de alegría; Dénise Darvall y todos los donantes de órganos estarían orgullosos.