lunes, abril 10, 2006

HACIENDO AMIGOS

(Publicado en Las Provincias 9/04/06)

No pasa semana en la que no tengamos un enemigo nuevo o una llamada al orden. Luego queremos ser: “ni más, ni menos que nadie”, pero para eso hace falta un Consell que acompañe, que no esté siempre enfadado, que no entienda las críticas como ataques, que atienda la legalidad, que no se atrinchere ante los vecinos, la oposición, la Unión Europea… y frente a quien opine distinto. Necesitamos justo lo que no tenemos. Hemos de encontrarlo acertando al cambiar cuando llegue el momento.
Esta semana la Unión Europea ha vuelto a objetar el urbanismo valenciano. Y una vez más se ha intentado decir que la Ley la hicieron los socialistas. ¡Cuándo! Si la acaba de aprobar el PP a final de 2005, sin hacer caso de las advertencias de Europa ni estimar una sola enmienda de la oposición. Si es que la soberbia les pierde. Creen que el poder es para toda la vida. Están convencidos, encuesta en mano, de que hagan lo que hagan, los ciudadanos volverán a darles su apoyo. Sí, así es, lo repiten cada día, y muestran las encuestas ufanos diciendo: ¿Lo veis? Ni con corrupción, ni con despilfarro, ni con división, baja nuestro apoyo electoral. Desde luego, si es así, que yo creo que no, que Santa Lucía nos conserve a los valencianos cualquiera de los otros sentidos; en la vista no vale la pena que se gaste.
Reciben un nuevo varapalo, consiguen que la Comunidad vuelva a ir en lenguas por toda Europa, y dicen que la culpa es de Zapatero; ¡Y que no me entere yo que es de otro! Pero hombre, si la llamada transposición de las directiva europea de 1993, a la que se alude, se llevó a la Ley de Contratos del Estado en 1995, y en esa fecha ya gobernaba el PP en nuestra Comunidad, y en 1996 lo hacía ya en España. ¿Quién tenía que hacer el reglamento de la LRAU (la llamada ley socialista de urbanismo) e incorporar la directiva europea sino el PP? Diez años aplicando una Ley, que dicen que no les gustaba, y no tienen un rato para hacer el reglamento o para cambiarla, como hicieron con todo lo que no se ajustaba a sus modos de ver la política y las leyes. Menos pretextos. Si vamos en lenguas por Europa es responsabilidad exclusiva del Consell y de quien lo preside, que ya saben quien es. Por ir de “sobraos”, por no hacer caso a nadie, y por haber batido el record de tener más enemigos que nadie haya tenido jamás en esta Comunidad. Todo un mérito. Y mientras, Camps en Miami con Jeb Bush y con el Puma. Casi res.
Y por si fuera poco, llegó Esteban G. Pons y mandó parar. Parar la reunión de coordinación institucional, obligada ante la visita del Papa a un Estado, sea a la Comunidad que sea. Primero elucubran diciendo que Zapatero vendría a ver al Papa porque detesta a Valencia, ahora que viene, ponen obstáculos, y algo de soberbia, como si la visita de un Jefe de Estado, como lo es el Papa, pudiera darse sin la intervención del Gobierno de la Nación. Carod Rovira al lado de estos es un aprendiz de independentista. Intentan demostrar que es una visita particular que nada importa al Gobierno de España. Como si el Papa viniera a tomar café en un velador con cuatro más, en vez de con un millón, y no estuviera aquí también el Jefe del Estado Español, cuya seguridad, la de ambos, corresponde al Gobierno, por competencia y porque aquí no tenemos un cuerpo de policía autonómica, ni cuenta llevamos de tenerlo, por más que fardemos de Estatuto nuevo. Hacer amigos a puntapiés parece la afición de Camps. A ver si Cotino lo arregla.
Faltan 89 días para que venga el Papa y 412 para otra cosa.